El proyecto se enclava en el entorno rural de Durangaldea,  en un paisaje dominado por el verde.

La propuesta, supone la transformación de la planta bajo cubierta en vivienda, como parte del caserío bifamiliar. El espacio, con una superficie de unos 170m2, cubierta a dos aguas y altura libre a cumbrera de 5m, se encuentra vacío y en bruto. Las carpinterías exteriores, sin embargo, están ejecutadas.

La nueva vivienda, distribuida en dos plantas, se articula en torno a un espacio central de doble altura que se vuelca al sur. La apertura de un gran ventanal de suelo a techo, única intervención en fachada, dota de luz y vistas -el imponente monte Amboto se hace presente- al conjunto de la vivienda; especialmente al salón y comedor, espacios predominantes de esta planta. Este espacio central, se encuentra así mismo, relacionado visualmente con la nueva entreplanta, la pieza más singular de esta propuesta.

Esta última se trata de una estructura de madera compuesta por líneas de tabiques portantes de entramado ligero, sobre los cuales se extienden vigas y solivas de madera laminada. La estructura, que se desvincula de los pilares de hormigón existentes, vuela sobre el espacio central.

La nueva pieza sirve de soporte de la zona más privada de la casa -incluidas habitación principal con vestidor, baño y zona de estar independiente-, así como del espacio de trabajo, que se abre sobre el salón y hacia las vistas.

Bajo las zonas con menor altura libre de los faldones de cubierta, a lo largo de las fachadas oeste y este, se agrupan el acceso, los baños, piezas de dormitorio y la cocina. Esta última se conectada con el espacio central a través de una herrería.

En cuanto a los acabados destacan el uso de la madera, los tonos claros de las paredes y techos y las herrerías en color negro.